sábado, 22 de octubre de 2011

Poder y autoridad sobre las personas.


Por: Ángel Maza L.

Como lo expresado en los párrafos anteriores, con el liderazgo tenemos poder y autoridad, esto se expresa en las personas cuando somos capaces de influir en ellas a través de la persuasión. Ellos aceptan voluntariamente nuestra dirección, y se hacen presentes para fortalecerla con su diario trabajo, no se sienten presionados ni limitados, por el contrario viven su plena libertad consciente y participativamente.

No se someten a nuestros caprichos, sino que se comprometen a trabajar junto a nosotros, para dar cumplimiento a los programas y objetivos comúnmente propuestos. Por lo tanto, en el cumplimiento de una acción por parte de nuestros dirigidos no hay obediencia, lo que existe es conciencia, recordemos que cuando una tarea se efectiviza por obediencia antes que por conciencia, la libertad disminuye.

Claro que cuando tenemos poder, estamos en condiciones de incidir en las personas, pero dicha influencia está basada en intereses recíprocos, en virtud que nadie puede influenciar un individuo que es radicalmente opuesto con su accionar y conducta. Hay poder de influencia cuando se trata de personas que tienen similares problemas, aspiraciones y necesidades.

El verdadero líder manda, pero obedeciendo, es decir que dispone con fiel apego al mandato del grupo mayoritario, así conserva su liderazgo. Si pierde autoridad, la gente pierde la confianza, y cada vez lo escuchará menos, finalmente las personas buscan un nuevo líder, que va surgiendo de forma natural.
                                                      
Nuestro poder como  líderes debe ser responsable y equilibrado, no puede haber más poder y menos responsabilidad, porque puede acarrear autoritarismo. Estamos llamados a comprender que el poder radica en un colectivo y no en un individuo, pues existen riesgos cuando el poder es concentrado por una persona, la misma que puede quebrantar el derecho de los demás cuando ambiciona reunir más poder.

“Los dirigentes debemos entender que somos elegidos para servir, no para ser servidos”

miércoles, 24 de agosto de 2011

Poder y autoridad.

Ángel Maza López.


El poder constituye la capacidad de gobernar, disponiendo de los medios necesarios para alcanzar el objetivo deseado. Pero existe un poder legítimo y otro ilegítimo. En el primero intervienen dirigentes y dirigidos, con alto nivel de participación recíproca, en el segundo la dirección es unilateral e imponente, deviene de una minoría privilegiada. Cuando el poder es legítimo, goza de aceptación de la mayoría, pero al tratarse de un poder ilegítimo, el rechazo es notorio por lo cual emplea la manipulación y la fuerza  a fin de mantenerse.

Si bien es cierto que la fuerza no es privativa del poder ilegítimo, no obstante el poder que goza de legitimidad emplea la razón, y gana más garantía para persistir. “…el poder que se ejerce por la fuerza tiene su sustento en la violencia, la manipulación, es un poder que se ejerce ocultando las intenciones mediante un esfuerzo deliberado y exitoso de influir en las respuestas de individuos o grupos a los que no se les comunica explícitamente las intenciones del poderoso”[1].

Autoridad es la posesión del conocimiento y la ejecución de la acción; la autoridad en una persona se expresa en su capacidad cognoscitiva y en su habilidad para aplicarla. Autoridad porque dirige, porque dispone y hace. Una autoridad tiene credibilidad, respaldo y consideración.

Ahora bien, en la sociedad actual se llama autoridad al individuo que ostenta un puesto de administración, no obstante, dicho personaje no siempre tiene autoridad en el sentido estricto de la palabra, es decir, que no siempre cuenta con el conocimiento necesario para actuar y dirigir. Son autoridad solamente de nombre, en la realidad no tienen liderazgo en el sector que se encuentran ejerciendo la función. El éxito radicaría en que todo funcionario tenga liderazgo para así gozar de poder y autoridad.


[1] ZABLUDOVSKY,  Gina. “Autoridad, Liderazgo y Democracia” http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/

sábado, 18 de junio de 2011

El dignatario y el liderazgo.

Ángel Maza L.

Como habíamos expresado anteriormente, el liderazgo es un conjunto de principios, conocimientos y habilidades empleadas para dirigir grupos humanos que buscan la consecución de  metas comunes, y no es privativo de ser ejercido solamente por quienes ostentan una dignidad; mientras que el dignatario fundamentalmente es el representante legalmente elegido para que ocupe un cargo. El liderazgo otorga legitimidad, y la elección de un cargo legalidad.

El líder sin la necesidad de tener un cargo, tiene la capacidad de incidir en el colectivo, porque es una persona con carisma, dotado de un conjunto de habilidades, está entregado por completo a la organización, y participa constantemente junto al colectivo, desarrollando un alto nivel de amistad y confianza. El líder es esperado, admirado, consultado, tiene fieles seguidores, goza de tal autoridad que sus opiniones son siempre bienvenidas.

El dirigente es la persona que asume una dignidad incluso con el apoyo del líder, tiene el respaldo legal para representar la organización, para coordinarla y dirigirla, pero dicha representatividad posee un término de duración, lo que no sucede con el líder que nunca está obligado a transferir su liderazgo a nadie, pues dentro de la organización pueden existir varios liderazgos.

Si el líder se mantiene en apoyo al dirigente, éste podrá continuar en su trabajo, pero si el dirigente pierde el apoyo del líder, es posible que sea depuesto de su cargo. De ahí que el dirigente debe redoblar sus esfuerzos para ser líder, puesto que tiene más presión para cumplir el trabajo, debe obedecer los programas y plazos establecidos.

En algunos casos el dignatario es el líder, en otros el dirigente no es quien tiene el liderazgo. Lo natural es que todo dignatario tenga liderazgo en su entorno, así tendrá autoridad para dirigir. Por otra parte, el líder no siempre quiere ser dirigente, pero el dirigente por lo general está esforzándose para ser líder, pues si no llega a serlo muy difícilmente logrará satisfacer las expectativas del grupo.

domingo, 15 de mayo de 2011

VALORES DEL LIDERAZGO.

         
Por: Ángel Maza López

Los valores comprenden un conjunto de principios que regulan el comportamiento de las personas, orientando su forma de proceder en todo momento y ayudándoles a crecer como seres dignos de respeto y aceptación. Los valores representan también un cumulo de virtudes que se reflejan en los actos humanos.

En este sentido es de vital importancia señalar aquellos valores que consideramos más elementales observarlos y ejercerlos en el campo del liderazgo de nuevo tipo que estamos planteando.

Autenticidad.- Se trata de ser auténtico, actuando con naturalidad y siendo uno mismo, sin imitar a ninguna otra persona al menos que constituya un buen ejemplo. Esto nos permite valorarnos tal como somos, sin remordimientos ni complejos.

Quien se afana por crear una falsa imagen de sí mismo, refleja una falta de autoestima y un sentimiento de inferioridad. Por lo consiguiente, no trate de imitar a nadie, sea usted mismo. Actúe como en realidad es sin crearse una doble imagen. Cuando las personas que están a su alrededor descubren que ha fingido su personalidad, les será muy difícil volver a creer en sus palabras.

Autoestima.- Es la dignidad que debe tener una persona para aceptarse y valorarse como es. La autoestima no significa sobrevalorarnos considerando que estamos por encima de los demás, este valor se fundamente en la humildad con la que apreciamos nuestras potencialidades. La autoestima representa el valor que el individuo se otorga en cuanto a la realidad de su ser.

Cuando alguien tiene buena autoestima se siente importante, respetado, valorado y es capaz de asumir grandes retos sin desanimarse. La autoestima le proporciona seguridad en sus habilidades y le brinda fortaleza para la conquista de sus metas; nos obliga a exigir respeto, sin permitir que nadie nos menosprecie, denigre o humille. 

Honestidad.- Hablar de una persona honesta es referirse a quien actúa con decencia, siendo recto en su proceder. El honesto es fundamentalmente un individuo honrado, de conducta intachable, es sincero y crítico, por lo cual reconoce abiertamente sus limitaciones, sin ocultar los errores cometidos.

Honradez.- El dirigente debe actuar como una persona digna y de  impecable conducta. “Quien se corrompe en lo poco, se corromperá en la abundancia”. No podemos quedarnos con lo ajeno por más mínimo que parezca. Retener parte de los ingresos, de  los sobrantes, de las inversiones; alterar los valores, ocultar informes o solicitar dinero por favores, rompen todo principio humano de honradez.

Si conoces de asuntos de corrupción, no lo calles, de lo contrario serás encubridor de una fechoría. Denuncia todo lo incorrecto, siendo frontal y directo. No compartas los beneficios del dinero mal habido, sino serás otro de los que traicionaron su conciencia.

El ser honrado no solamente abarca los aspectos económicos,  sino que se extiende también a lo que hacemos y decimos. Como por ejemplo, tomarnos el nombre de la organización para hablar de ella asuntos no discutidos, o tomarnos las expresiones de los demás para manifestarlas como ideas propias.

Humildad.- Ser humilde, no significa que debemos aceptar ser humillados, es decir, que debemos inclinar la cabeza en todo momento como señal de sumisión. La humildad es interna, depende de nosotros,  y la humillación externa, originada por  personas que se sienten con poder de dominar y abatir el sano orgullo de los demás. Pero “la  humildad que nos caracteriza no tolera la humillación causada por otros”

“Nunca te creas menos que nadie, pero actúa como el más humilde de todos”. No permitas que  el orgullo, la arrogancia y vanidad entorpezcan tu liderazgo. Por ejercer determinada función o por haber alcanzado un logro, no puedes estar sobre los demás, se humilde al tratar con ellos. Recuerda que el tiempo pasa y las circunstancias cambian, nada es para siempre.  Algunos tiempos son de victoria y otros de fracasos. Por lo tanto, debemos ser humildes en la abundancia para sobrevivir  en la escasez. No olvide que la humildad flexibiliza las relaciones humanas y nos permite obtener a plenitud el fruto de la agrupación con los demás.

Justicia.- La justicia es la aspiración más noble de los seres humanos, porque los dignifica y les da oportunidad de vivir como tales, en un medio donde la equidad y el respeto al derecho de los semejantes son elementales.

Entonces debe proceder con justicia en su trabajo, sin preferencias ni privilegios, dando a cada quien lo que corresponda y observando fielmente sus derechos y sus meritos. No niegue a nadie del derecho a ser tomado en cuenta al menos que no lo merezca, y no sancione sino tiene la información verdadera.

Tenga presente que el justo nunca guarda más de lo que necesita y jamás se aparta del camino de rectitud. Por más tentativa que se presente, siempre guarda fidelidad a sus principios.

Lealtad.- Todas las personas y fundamentalmente los dirigentes deben ser los primeros en guardad fidelidad a sus principios, a la organización y al colectivo que representan. Ser fiel significa ser persona de honor, que no se vende al mejor postor por ofertas de beneficio personal.

Cuando una persona es leal, no se integra a los traidores para conspirar, ni conforma grupillos para sacar ventaja cuando se presenta un conflicto, él se manifiesta primero para ofrecer sus servicios a favor de la mayoría. El leal no tiene doble discurso, sus palabras obedecen a la firmeza de sus convicciones.

Modestia.- Este término proviene del latín modestia y se refiere a la persona moderada que no se engríe vagamente de sus cualidades y no se jacta de sus méritos. Esta virtud individual hace una persona humilde y confiable. Cuando alguien se vanagloria de sus logros ante los demás, lo único que logra es alejarlos porque llegan a sentirse menospreciados. Observarán en él a un dirigente orgulloso, engreído y vanidoso.

Perseverancia.- La perseverancia significa ser consecuentes con nuestros principios, manteniéndonos en la línea del frente. Es no abandonar las tareas encomendadas o iniciadas mientras no se haya concluido.

El perseverante no desmaya ante los obstáculos, sabe como contraponerse a ellos. Por más que surjan problemas en el camino del liderazgo, él no quebranta su fe, sino que se fortalece para seguir adelante. Toda persona sabe que solamente siendo perseverante se puede conseguir el éxito.

Respeto.- El respeto es la  consideración, estima y lealtad que se tiene hacia uno mismo, hacia las otras personas y a la organización que se representa.

Un líder respetuoso logra ganarse la confianza, la admiración y el afecto de su gente. Guarda consideración y atención los demás, sin desestimar sus opiniones y esfuerzos.

Responsabilidad.- Es la capacidad de responder por los actos propios, aceptando su participación sin tratar de justificarse con argumentos falsos; es la actitud de cumplir de manera puntual las obligaciones que se adquieren.

El responsable es coherente en lo que dice y hace. Jamás falla a su organización porque está cumpliendo fielmente sus deberes. Nunca olvida las tareas y los compromisos que asume.

Sinceridad.- Se trata de decir la verdad de los hechos, tal como se presentan en la realidad y decir la verdad de nosotros acerca de lo que pensamos y hacemos.

Cuando hay sinceridad no se teme a las criticas, a los chismes, ni a los chantajes. El sincero enfrenta al mentiroso, al calumniador, no tiene miedo de contradecirle para que la verdad salga a relucir, pues él sabe que cuando una mentira pasa por verdad, está perdiendo una importante batalla.

Valor.- Significa tener valentía para enfrentar los retos y desafíos que se presenten. Es tener firmeza en los actos y decisiones. El temor es parte de los seres humanos pero la cobardía es debilidad.

El valor no constituye arrogancia, supremacía, altivez. No es demostrar que somos valientes. La persona de valor reflexiona para actuar, medita para tomar decisiones, e incluso solicita apoyo y sugerencias. Quien tiene valor no se deja convencer por el cobarde, sino que mantiene firmeza en sus actos en todo momento y en cualquier lugar.


De acuerdo a su criterio, enlistar diez valores y de igual forma señalar los antivalores que se oponen.
                  
VALORES DEL LIDERAZGO
ANTIVALORES DEL LIDERAZGO
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )
(  )

Ahora coloque un visto en los valores y antivalores presentes en su liderazgo o en la labor cumplida por sus dirigentes. Reflexione sobre ellos y escriba los compromisos que pretende asumir.

domingo, 13 de febrero de 2011

FUNCIONES DEL LIDERAZGO


Dr. Ángel Maza L.

Las funciones que debe cumplir un dirigente están debidamente determinadas en los estatutos y reglamentos pertinentes, no obstante, en términos generales, dentro del liderazgo se identifican claramente seis funciones que debe cumplir el líder, independientemente de las características y tipo de asociación.

  1. Función de dirigir y orientar.- Consiste en el ejercicio de la dirección para encabezar los procesos, guiando al personal por el camino correcto y coordinando cada actividad a fin de que todos caminen por el rumbo trazado.

El líder orienta a los asociados para el trabajo en base a la línea de la organización, y para ello se mantiene en permanente comunicación y vinculación con los dirigidos. Así puede sugerir ideas para resolver los problemas y alcanzar el cumplimiento de los objetivos. En esta parte se debe tener presente que la orientación genera mejores resultados cuando se refiere a cuestiones que les interesa a las mayorías.
                                                     
  1. Función de participar y delegar.- Se refiere al papel protagónico que juega el dirigente en el cumplimiento de la actividad, ya no sólo orientando al personal, sino cumpliendo con una parte del programa. Cuando el principal dirigente participa en las tareas, el grupo desarrolla un elevado nivel de motivación para el trabajo.

Este estilo de liderazgo, facilita las relaciones interpersonales y eleva el nivel de confianza entre los integrantes y el dirigente, sin embargo, sino distribuye equitativamente su tiempo, el líder encontrará limitaciones para atender las otras responsabilidades. Por lo tanto, es preciso contar con una buena  planificación, estableciendo los momentos claves para su participación, puesto que no es necesario que el líder asista todo el tiempo al cumplimiento de la actividad.

En lo referente a la delegación, ésta constituye en elemento primordial de motivación, porque concede la posibilidad de tomar decisiones, de dirigir una tarea, de entablar contactos. Cuando se delega se descentraliza el poder, se demuestra confianza en las personas delegadas, las mismas que ponen a prueba sus conocimientos y demuestran emotivamente sus habilidades.
           
La delegación permite al líder renovar sus energías y concentrarse en otros proyectos ambiciosos, esto no significa que se delega solamente tareas menos importantes, algunos colaboradores deben tener la oportunidad de realizar grandes obras, así se sentirán más satisfechos. Es recomendable que el dirigente no delegue actividades que él mismo no le gustaría realizar, sino que deben ser discutidas en el grupo para tomar consensos.

La persona que delega, entiende que no necesariamente debe hacer y estar en todo, humanamente le resulta imposible, y sino aprende a distribuir las tareas, pronto se sentirá extremadamente cansado y evidentemente será la organización que soporte los efectos negativos de ese estilo de liderar. Y por supuesto que debe aprender a delegar, porque no se trata de asignar funciones sin tomar en cuenta algunos elementos como: las habilidades del delegado y sus intereses, su tiempo disponible, los resultados en otra responsabilidad anterior y las características de los colaboradores.

Al delegar, lo primero que debe hacer es constatar que el delegado ha entendido bien en que consiste su trabajo, si tiene algunas dudas, proceda a aclararlas todas, definiendo con precisión la actividad. Hay que establecer desde el principio, los mecanismos de seguimiento y acompañamiento ocasional, métodos de coordinación, plazos para la revisión periódica y la evaluación de los resultados. Los delegados no deben realizar por sí solos ajustes a los programas, deben contar con la aprobación de quien o quienes dieron la responsabilidad. Solamente así garantiza el cabal cumplimiento del objetivo.

Se podría cumplir un papel similar al que efectúa el director técnico de un equipo de fútbol, donde a cada jugador le confiere una función determinada, estableciendo con claridad la estrategia para el equipo y la tarea del jugador. Y pese a tomar todas las medidas para el juego, el director técnico está presente durante todo el partido y si observa que alguien falla lo motiva o caso contrario decide reemplazarlo. Sea entonces como un director técnico en búsqueda del triunfo.

3.    Función de consultar y decidir.- La decisión constituye una resolución que se adopta frente a otras posibles alternativas, una vez resuelto se dispone el cumplimiento efectivo, convirtiéndose  para quienes deben ejecutar la resolución en un mandato. La consulta hace referencia a solicitar consejo, a investigar en documentos o examinar junto a otras personas un tema concreto para escoger la mejor decisión. 

Toda decisión produce efectos sean positivos o negativos, de menor o mayor alcance, dependiendo del asunto que se resuelva, por lo tanto es imprescindible aprender a decidir. Una decisión errónea puede acarrear graves riesgos para quien la toma y para los involucrados, considerando que ciertos asuntos no son susceptibles de ser reparados después de realizar alguna acción. Entonces ¿qué hacer para adoptar una decisión correcta?

Para la toma de decisiones resulta determinante tener presente los principios de la organización, los objetivos y programas, como también las condiciones actuales en que se desenvuelve, así no causará afectos perjudiciales. Una vez considerados estos elementos fundamentales, tome en cuenta lo siguiente:

a)    La consulta. Todo dirigente posee capacidad para decidir según las atribuciones establecidas, sin embargo, hay asuntos que requieren ser consultados, sea por su trascendencia o por su complejidad. Cuando el líder solicita opiniones, busca información o somete a consideración un tema, en ningún instante pierde autoridad, por el contrario gana credibilidad y respaldo. No podemos olvidar que cuanto la gente se siente involucrada y parte de la decisión, se compromete con mayor fuerza para hacer respetar y cumplir lo resuelto.

Para realizar una consulta idónea, no sugiera las alternativas que se podrían adoptar, sino que platee el asunto y busque las opiniones de aquellos de mayor experiencia, incluso de expertos en la materia de ser necesario, ellos garantizarían una información más acertada.

b)    La investigación y la lectura. Son instrumentos que sirven para enriquecer los conocimientos, si ignora de ciertos aspectos, no cuenta con lo necesario para decidir, de tal forma que no deje pasar el tiempo en vano, desarrolle sus conocimientos a través de la investigación, pues “investigar es escudriñar a profundidad para conocer y proceder”.

c)    La duda. Es posible que al instante de resolver tenga duda sobre cierta información y no esté seguro de la decisión a tomar, cuando ello suceda no se precipite resolviendo a la ligera, no se arriesgue, preferiblemente tómese su tiempo y asesórese realizando todas las preguntas posibles. Cuando quede completamente seguro, adopte la decisión correcta.

d)    Resolver en grupos. Tomar decisiones en grupo tiene ciertas ventajas, se puede obtener información que desconocía y recibir diversos puntos de vista.  Los participantes se sienten comprometidos para impulsar la disposición. Pero también se presentan algunas desventajas, en virtud que demandan más tiempo, se corre el riesgo de ser presionados o que algunos manipulen anticipadamente la opinión del resto.



4)    Función de prever y planificar.- Prever significa ver con anticipación los acontecimientos venideros, para ello no requiere ser adivino ni consultar uno de ellos, lo que precisa es realizar un estudio histórico y luego un análisis de los sucesos actuales, juntando esto al proyecto de la organización y su capacidad visionaria como líder, podrá determinar lo que vendrá para los integrantes y la organización en el futuro. En la realidad se presentan diversas señalas que por si solas nos hablan de las amenazas futuras.
       
Desarrollada nuestra capacidad de prever, podemos entonces planificar lo que vamos a hacer y como hacerlo. Planificar no es otra cosa más que establecer los objetivos, las actividades, los mecanismos, los recursos y los plazos. Todo programa debe ser elaborado mirando hacia delante.

5)    Función de rendir cuentas.- La rendición de cuentas es un procedimiento con diferentes metodologías que nos sirve para poner en conocimiento de todos, las acciones y los resultados del cumplimiento de responsabilidades. No demuestra sumisión de una voluntad a otra, sino que manifiesta la transparencia con la que actuamos, y el respeto que tenemos al derecho de los otros para conocer y opinar.

Para hacer rendición de cuentas se recurre a instancias como la prensa, la radio, la televisión y los medios de información internos, aunque a través de estos espacios las personas para las cuales trabajamos muy escasamente tienen posibilidades de manifestar sus criterios. Existen otros medios como la asamblea general o representativa, así como las reuniones sectoriales; dichos mecanismos brindan oportunidades de debate directo  entre el dirigente y los asociados, lo que resulta más efectivo para juzgar la labor cumplida.

6.    Función de Gestión.- Es la habilidad para buscar y obtener los recursos que necesita para cumplir con su papel. Para gestionar se requiere contar con cierto nivel de autoridad y de prestigio, esto predispone a las personas o instituciones que recibirán sus petitorios.

No confundir gestión con la concesión, pues existen personas que tienen la costumbre antiética de pedir algo a cambio cuando se les solicita algún tipo de ayuda. El líder no debe someterse a condicionamientos que atenten la autonomía de su organización y de sus dirigidos.


domingo, 9 de enero de 2011

Caracterización del líder.


El líder se caracteriza fundamentalmente por ser:

  • Alegre para contagiar dinamismo y felicidad, incorporándose con los demás y disfrutando de su compañía. Esto permite motivar a todos para el trabajo; 
  • Ambicioso para no considerar que las actividades cumplidas son suficientes, cuando consigue un objetivo, inmediatamente formula uno nuevo y más interesante, aferrándose con ahínco a lo que persigue;
  • Apasionado para amar su trabajo y dedicarle la mayor parte de su tiempo, sintiéndose identificado con lo que hace, y motivándose para cumplir la tarea;
  • Autocrítico para aceptar sus errores y debilidades, y tomar las medidas correctas para corregirlos. Sin responsabilizar a los demás por sus propias debilidades;
  • Carismático para con sus cualidades ganarse el cariño y aprecio de los demás, irradiando energía para atraer a las mejores personas a su lado;
  • Convincente en todos los diálogos que mantiene, empleando su elocuencia y persuasión para convencer con sus argumentos a las demás personas;
  •  Negociador para favorecer a la organización y resolver los conflictos a través de acuerdos que no afectan programas y principios, ganando además, amigos y aliados para el futuro;
  • Organizado para coordinar el proceso y evitar que las actividades se crucen, realizando reuniones periódicas para orientar y controlar el cumplimiento de las tareas;
  • Prudente para proceder con rapidez pero sin precipitarse, midiendo bien los riesgos antes de tomar una decisión a la ligera; pensando con moderación y alejando el peligro; controlándose en las situaciones de riesgo y ante sucesos imprevistos, dirigiendo el propio comportamiento y controlando los impulsos, sin dejarse incidir por opiniones precipitadas;
  • Solidario frente a las dificultades que se les presentan a sus compañeros y compañeras, conociendo sus dificultades y brindándoles  apoyo para resolver oportunamente los impedimentos. El líder  solidario jamás abandona en el campo de la batalla al soldado herido, por el contrario, va junto a él para ofrecer su ayuda;
  •  Valiente para actuar con valor y responsabilidad, reconociendo el peligro y sus consecuencias, pero sin acobardarse jamás. Cuando se presenta el temor inmediato, no lo aprovecha para retroceder, sino para planificar cada uno de sus pasos, sin detenerse ante los retos y desafíos del presente;
  • Voluntarioso para cooperar con alegría en el momento que se lo requiera, estando predispuesto a contribuir y sin inventar pretextos, ni peor para renegar ante una delegación. El dirigente voluntarioso no es ocioso, él se mantiene activo, asumiendo tareas relevantes y cumpliéndolas puntualmente, puesto que la voluntad los hace libres para decidir, hacer o no hacer.

Wikipedia

Resultados de la búsqueda