miércoles, 4 de septiembre de 2013

Sí PODEMOS UN NUEVO LIDERAZGO

Por: Ángel Maza López

“Ser mejores ahora, es nuestro mayor reto
para vivir dignamente en el futuro”

Realmente nuestro desarrollo depende de nosotros y no de los demás, así que no malgastemos el tiempo en vano acusando a otros de las propias limitaciones personales. Algunos estamos acostumbrados a justificarnos de las malas acciones que ejecutamos, señalando una serie de evasivas que las encontramos en otros individuos, queriendo con ello evadir la propia responsabilidad. Aprendamos a ser sinceros, no sancionemos a los demás por nuestras derrotas, mejor reconozcamos las falencias y superemos las debilidades. Nuestro progreso depende de las propias acciones, y no de aquello que hagan o dejen de hacer otros.

Claro que necesitamos colaboradores que nos ayuden en ciertas actividades, pero la principal responsabilidad no se concesiona a nadie. Basta ya de falsas justificaciones, aceptemos los errores, pero también reconozcamos nuestra habilidad y fortaleza. Porque sí somos capaces de ser ganadores.

Si queremos, podemos. Tan sólo tenemos que desearlo con mucha vehemencia, y así lo lograremos cumplir. Todo depende de la actitud mental que tengamos, si estamos pensando positivamente, con entusiasmo y dinamismo, es posible que las cosas que añoramos se hagan realidad, puesto que nuestro cerebro trabajará lucidamente para crear ideas precisas que nos permitan salir victoriosos. Y como tenemos un deseo ferviente, realizaremos personalmente los mejores esfuerzos para cumplir la meta.

¿Pero qué sucede cuando nos dejamos atrapar por el desaliento?… Nos llegamos a sentir incapaces, cansados y todo pensamos negativamente. Entonces antes de iniciar una jornada, ya nos vemos derrotados, pues desde la planificación nos colocamos automáticamente un sinnúmero de barreras. Al actuar de esta manera, bloqueamos nuestro cerebro, y realmente no logramos concentrarnos para pensar y crear ideas.

Esto no puede sucedernos a las personas soñadoras, creativas, visionarias y emprendedoras. Somos seres humanos, y por lo tanto seres inteligentes, no olvidemos esta primicia jamás. Los seres humanos somos los únicos capaces de pensar y por ende los que estamos dotados de oportunidades para vencer.

Algunos suelen decir que los optimistas soñamos demasiado, solamente porque nos proponemos ser diferentes. Lo que sucede con estas personas es que no reconocen el fabuloso poder que tienen, debido a que los objetivos propuestos no rebasan las potencialidades humanas, al contrario, varias de nuestras metas son demasiado pequeñas para las habilidades que poseemos. Cuando por primera vez un individuo se propuso volar por los aires con ciertos objetos, le dijeron loco, ahora casi todos volamos en los aeroplanos, lo mismo aconteció cuando el hombre se propuso llegar a la luna, miles de pesimistas desataron sus burlas irónicas considerando inútiles los esfuerzos, claro que tardó un poco, pero hoy la ciencia ha demostrado que todo es posible con investigación permanente, solo basta proponérselo, y luego empezar a trabajar con esmero.


Pero nosotros no nos propongamos conquistar el sol, tracémonos simplemente ser mejores ahora, para vivir dignamente en el futuro. Los jóvenes sí podemos ser diferentes, sí podemos cambiar nosotros para luego cambiar el mundo. Aprendamos el arte de la motivación y elevemos nuestra potencia al máximo, no dejemos pasar estos preciosos años, vivámoslos bien, con alegría y con formidable pasión.

sábado, 22 de octubre de 2011

Poder y autoridad sobre las personas.


Por: Ángel Maza L.

Como lo expresado en los párrafos anteriores, con el liderazgo tenemos poder y autoridad, esto se expresa en las personas cuando somos capaces de influir en ellas a través de la persuasión. Ellos aceptan voluntariamente nuestra dirección, y se hacen presentes para fortalecerla con su diario trabajo, no se sienten presionados ni limitados, por el contrario viven su plena libertad consciente y participativamente.

No se someten a nuestros caprichos, sino que se comprometen a trabajar junto a nosotros, para dar cumplimiento a los programas y objetivos comúnmente propuestos. Por lo tanto, en el cumplimiento de una acción por parte de nuestros dirigidos no hay obediencia, lo que existe es conciencia, recordemos que cuando una tarea se efectiviza por obediencia antes que por conciencia, la libertad disminuye.

Claro que cuando tenemos poder, estamos en condiciones de incidir en las personas, pero dicha influencia está basada en intereses recíprocos, en virtud que nadie puede influenciar un individuo que es radicalmente opuesto con su accionar y conducta. Hay poder de influencia cuando se trata de personas que tienen similares problemas, aspiraciones y necesidades.

El verdadero líder manda, pero obedeciendo, es decir que dispone con fiel apego al mandato del grupo mayoritario, así conserva su liderazgo. Si pierde autoridad, la gente pierde la confianza, y cada vez lo escuchará menos, finalmente las personas buscan un nuevo líder, que va surgiendo de forma natural.
                                                      
Nuestro poder como  líderes debe ser responsable y equilibrado, no puede haber más poder y menos responsabilidad, porque puede acarrear autoritarismo. Estamos llamados a comprender que el poder radica en un colectivo y no en un individuo, pues existen riesgos cuando el poder es concentrado por una persona, la misma que puede quebrantar el derecho de los demás cuando ambiciona reunir más poder.

“Los dirigentes debemos entender que somos elegidos para servir, no para ser servidos”

miércoles, 24 de agosto de 2011

Poder y autoridad.

Ángel Maza López.


El poder constituye la capacidad de gobernar, disponiendo de los medios necesarios para alcanzar el objetivo deseado. Pero existe un poder legítimo y otro ilegítimo. En el primero intervienen dirigentes y dirigidos, con alto nivel de participación recíproca, en el segundo la dirección es unilateral e imponente, deviene de una minoría privilegiada. Cuando el poder es legítimo, goza de aceptación de la mayoría, pero al tratarse de un poder ilegítimo, el rechazo es notorio por lo cual emplea la manipulación y la fuerza  a fin de mantenerse.

Si bien es cierto que la fuerza no es privativa del poder ilegítimo, no obstante el poder que goza de legitimidad emplea la razón, y gana más garantía para persistir. “…el poder que se ejerce por la fuerza tiene su sustento en la violencia, la manipulación, es un poder que se ejerce ocultando las intenciones mediante un esfuerzo deliberado y exitoso de influir en las respuestas de individuos o grupos a los que no se les comunica explícitamente las intenciones del poderoso”[1].

Autoridad es la posesión del conocimiento y la ejecución de la acción; la autoridad en una persona se expresa en su capacidad cognoscitiva y en su habilidad para aplicarla. Autoridad porque dirige, porque dispone y hace. Una autoridad tiene credibilidad, respaldo y consideración.

Ahora bien, en la sociedad actual se llama autoridad al individuo que ostenta un puesto de administración, no obstante, dicho personaje no siempre tiene autoridad en el sentido estricto de la palabra, es decir, que no siempre cuenta con el conocimiento necesario para actuar y dirigir. Son autoridad solamente de nombre, en la realidad no tienen liderazgo en el sector que se encuentran ejerciendo la función. El éxito radicaría en que todo funcionario tenga liderazgo para así gozar de poder y autoridad.


[1] ZABLUDOVSKY,  Gina. “Autoridad, Liderazgo y Democracia” http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/

sábado, 18 de junio de 2011

El dignatario y el liderazgo.

Ángel Maza L.

Como habíamos expresado anteriormente, el liderazgo es un conjunto de principios, conocimientos y habilidades empleadas para dirigir grupos humanos que buscan la consecución de  metas comunes, y no es privativo de ser ejercido solamente por quienes ostentan una dignidad; mientras que el dignatario fundamentalmente es el representante legalmente elegido para que ocupe un cargo. El liderazgo otorga legitimidad, y la elección de un cargo legalidad.

El líder sin la necesidad de tener un cargo, tiene la capacidad de incidir en el colectivo, porque es una persona con carisma, dotado de un conjunto de habilidades, está entregado por completo a la organización, y participa constantemente junto al colectivo, desarrollando un alto nivel de amistad y confianza. El líder es esperado, admirado, consultado, tiene fieles seguidores, goza de tal autoridad que sus opiniones son siempre bienvenidas.

El dirigente es la persona que asume una dignidad incluso con el apoyo del líder, tiene el respaldo legal para representar la organización, para coordinarla y dirigirla, pero dicha representatividad posee un término de duración, lo que no sucede con el líder que nunca está obligado a transferir su liderazgo a nadie, pues dentro de la organización pueden existir varios liderazgos.

Si el líder se mantiene en apoyo al dirigente, éste podrá continuar en su trabajo, pero si el dirigente pierde el apoyo del líder, es posible que sea depuesto de su cargo. De ahí que el dirigente debe redoblar sus esfuerzos para ser líder, puesto que tiene más presión para cumplir el trabajo, debe obedecer los programas y plazos establecidos.

En algunos casos el dignatario es el líder, en otros el dirigente no es quien tiene el liderazgo. Lo natural es que todo dignatario tenga liderazgo en su entorno, así tendrá autoridad para dirigir. Por otra parte, el líder no siempre quiere ser dirigente, pero el dirigente por lo general está esforzándose para ser líder, pues si no llega a serlo muy difícilmente logrará satisfacer las expectativas del grupo.

domingo, 15 de mayo de 2011

VALORES DEL LIDERAZGO.

         
Por: Ángel Maza López

Los valores comprenden un conjunto de principios que regulan el comportamiento de las personas, orientando su forma de proceder en todo momento y ayudándoles a crecer como seres dignos de respeto y aceptación. Los valores representan también un cumulo de virtudes que se reflejan en los actos humanos.

En este sentido es de vital importancia señalar aquellos valores que consideramos más elementales observarlos y ejercerlos en el campo del liderazgo de nuevo tipo que estamos planteando.

Autenticidad.- Se trata de ser auténtico, actuando con naturalidad y siendo uno mismo, sin imitar a ninguna otra persona al menos que constituya un buen ejemplo. Esto nos permite valorarnos tal como somos, sin remordimientos ni complejos.

Quien se afana por crear una falsa imagen de sí mismo, refleja una falta de autoestima y un sentimiento de inferioridad. Por lo consiguiente, no trate de imitar a nadie, sea usted mismo. Actúe como en realidad es sin crearse una doble imagen. Cuando las personas que están a su alrededor descubren que ha fingido su personalidad, les será muy difícil volver a creer en sus palabras.

Autoestima.- Es la dignidad que debe tener una persona para aceptarse y valorarse como es. La autoestima no significa sobrevalorarnos considerando que estamos por encima de los demás, este valor se fundamente en la humildad con la que apreciamos nuestras potencialidades. La autoestima representa el valor que el individuo se otorga en cuanto a la realidad de su ser.

Cuando alguien tiene buena autoestima se siente importante, respetado, valorado y es capaz de asumir grandes retos sin desanimarse. La autoestima le proporciona seguridad en sus habilidades y le brinda fortaleza para la conquista de sus metas; nos obliga a exigir respeto, sin permitir que nadie nos menosprecie, denigre o humille. 

Honestidad.- Hablar de una persona honesta es referirse a quien actúa con decencia, siendo recto en su proceder. El honesto es fundamentalmente un individuo honrado, de conducta intachable, es sincero y crítico, por lo cual reconoce abiertamente sus limitaciones, sin ocultar los errores cometidos.

Honradez.- El dirigente debe actuar como una persona digna y de  impecable conducta. “Quien se corrompe en lo poco, se corromperá en la abundancia”. No podemos quedarnos con lo ajeno por más mínimo que parezca. Retener parte de los ingresos, de  los sobrantes, de las inversiones; alterar los valores, ocultar informes o solicitar dinero por favores, rompen todo principio humano de honradez.

Si conoces de asuntos de corrupción, no lo calles, de lo contrario serás encubridor de una fechoría. Denuncia todo lo incorrecto, siendo frontal y directo. No compartas los beneficios del dinero mal habido, sino serás otro de los que traicionaron su conciencia.

El ser honrado no solamente abarca los aspectos económicos,  sino que se extiende también a lo que hacemos y decimos. Como por ejemplo, tomarnos el nombre de la organización para hablar de ella asuntos no discutidos, o tomarnos las expresiones de los demás para manifestarlas como ideas propias.

Humildad.- Ser humilde, no significa que debemos aceptar ser humillados, es decir, que debemos inclinar la cabeza en todo momento como señal de sumisión. La humildad es interna, depende de nosotros,  y la humillación externa, originada por  personas que se sienten con poder de dominar y abatir el sano orgullo de los demás. Pero “la  humildad que nos caracteriza no tolera la humillación causada por otros”

“Nunca te creas menos que nadie, pero actúa como el más humilde de todos”. No permitas que  el orgullo, la arrogancia y vanidad entorpezcan tu liderazgo. Por ejercer determinada función o por haber alcanzado un logro, no puedes estar sobre los demás, se humilde al tratar con ellos. Recuerda que el tiempo pasa y las circunstancias cambian, nada es para siempre.  Algunos tiempos son de victoria y otros de fracasos. Por lo tanto, debemos ser humildes en la abundancia para sobrevivir  en la escasez. No olvide que la humildad flexibiliza las relaciones humanas y nos permite obtener a plenitud el fruto de la agrupación con los demás.

Justicia.- La justicia es la aspiración más noble de los seres humanos, porque los dignifica y les da oportunidad de vivir como tales, en un medio donde la equidad y el respeto al derecho de los semejantes son elementales.

Entonces debe proceder con justicia en su trabajo, sin preferencias ni privilegios, dando a cada quien lo que corresponda y observando fielmente sus derechos y sus meritos. No niegue a nadie del derecho a ser tomado en cuenta al menos que no lo merezca, y no sancione sino tiene la información verdadera.

Tenga presente que el justo nunca guarda más de lo que necesita y jamás se aparta del camino de rectitud. Por más tentativa que se presente, siempre guarda fidelidad a sus principios.

Lealtad.- Todas las personas y fundamentalmente los dirigentes deben ser los primeros en guardad fidelidad a sus principios, a la organización y al colectivo que representan. Ser fiel significa ser persona de honor, que no se vende al mejor postor por ofertas de beneficio personal.

Cuando una persona es leal, no se integra a los traidores para conspirar, ni conforma grupillos para sacar ventaja cuando se presenta un conflicto, él se manifiesta primero para ofrecer sus servicios a favor de la mayoría. El leal no tiene doble discurso, sus palabras obedecen a la firmeza de sus convicciones.

Modestia.- Este término proviene del latín modestia y se refiere a la persona moderada que no se engríe vagamente de sus cualidades y no se jacta de sus méritos. Esta virtud individual hace una persona humilde y confiable. Cuando alguien se vanagloria de sus logros ante los demás, lo único que logra es alejarlos porque llegan a sentirse menospreciados. Observarán en él a un dirigente orgulloso, engreído y vanidoso.

Perseverancia.- La perseverancia significa ser consecuentes con nuestros principios, manteniéndonos en la línea del frente. Es no abandonar las tareas encomendadas o iniciadas mientras no se haya concluido.

El perseverante no desmaya ante los obstáculos, sabe como contraponerse a ellos. Por más que surjan problemas en el camino del liderazgo, él no quebranta su fe, sino que se fortalece para seguir adelante. Toda persona sabe que solamente siendo perseverante se puede conseguir el éxito.

Respeto.- El respeto es la  consideración, estima y lealtad que se tiene hacia uno mismo, hacia las otras personas y a la organización que se representa.

Un líder respetuoso logra ganarse la confianza, la admiración y el afecto de su gente. Guarda consideración y atención los demás, sin desestimar sus opiniones y esfuerzos.

Responsabilidad.- Es la capacidad de responder por los actos propios, aceptando su participación sin tratar de justificarse con argumentos falsos; es la actitud de cumplir de manera puntual las obligaciones que se adquieren.

El responsable es coherente en lo que dice y hace. Jamás falla a su organización porque está cumpliendo fielmente sus deberes. Nunca olvida las tareas y los compromisos que asume.

Sinceridad.- Se trata de decir la verdad de los hechos, tal como se presentan en la realidad y decir la verdad de nosotros acerca de lo que pensamos y hacemos.

Cuando hay sinceridad no se teme a las criticas, a los chismes, ni a los chantajes. El sincero enfrenta al mentiroso, al calumniador, no tiene miedo de contradecirle para que la verdad salga a relucir, pues él sabe que cuando una mentira pasa por verdad, está perdiendo una importante batalla.

Valor.- Significa tener valentía para enfrentar los retos y desafíos que se presenten. Es tener firmeza en los actos y decisiones. El temor es parte de los seres humanos pero la cobardía es debilidad.

El valor no constituye arrogancia, supremacía, altivez. No es demostrar que somos valientes. La persona de valor reflexiona para actuar, medita para tomar decisiones, e incluso solicita apoyo y sugerencias. Quien tiene valor no se deja convencer por el cobarde, sino que mantiene firmeza en sus actos en todo momento y en cualquier lugar.


De acuerdo a su criterio, enlistar diez valores y de igual forma señalar los antivalores que se oponen.
                  
VALORES DEL LIDERAZGO
ANTIVALORES DEL LIDERAZGO
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Ahora coloque un visto en los valores y antivalores presentes en su liderazgo o en la labor cumplida por sus dirigentes. Reflexione sobre ellos y escriba los compromisos que pretende asumir.

Wikipedia

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