miércoles, 24 de agosto de 2011

Poder y autoridad.

Ángel Maza López.


El poder constituye la capacidad de gobernar, disponiendo de los medios necesarios para alcanzar el objetivo deseado. Pero existe un poder legítimo y otro ilegítimo. En el primero intervienen dirigentes y dirigidos, con alto nivel de participación recíproca, en el segundo la dirección es unilateral e imponente, deviene de una minoría privilegiada. Cuando el poder es legítimo, goza de aceptación de la mayoría, pero al tratarse de un poder ilegítimo, el rechazo es notorio por lo cual emplea la manipulación y la fuerza  a fin de mantenerse.

Si bien es cierto que la fuerza no es privativa del poder ilegítimo, no obstante el poder que goza de legitimidad emplea la razón, y gana más garantía para persistir. “…el poder que se ejerce por la fuerza tiene su sustento en la violencia, la manipulación, es un poder que se ejerce ocultando las intenciones mediante un esfuerzo deliberado y exitoso de influir en las respuestas de individuos o grupos a los que no se les comunica explícitamente las intenciones del poderoso”[1].

Autoridad es la posesión del conocimiento y la ejecución de la acción; la autoridad en una persona se expresa en su capacidad cognoscitiva y en su habilidad para aplicarla. Autoridad porque dirige, porque dispone y hace. Una autoridad tiene credibilidad, respaldo y consideración.

Ahora bien, en la sociedad actual se llama autoridad al individuo que ostenta un puesto de administración, no obstante, dicho personaje no siempre tiene autoridad en el sentido estricto de la palabra, es decir, que no siempre cuenta con el conocimiento necesario para actuar y dirigir. Son autoridad solamente de nombre, en la realidad no tienen liderazgo en el sector que se encuentran ejerciendo la función. El éxito radicaría en que todo funcionario tenga liderazgo para así gozar de poder y autoridad.


[1] ZABLUDOVSKY,  Gina. “Autoridad, Liderazgo y Democracia” http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/

Wikipedia

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